Durante la última semana, se desató una polémica en la Feliz en torno a una sucesión de contradicciones en los tests ¿Intencionalidad política detrás del misterioso “rebrote”?

Mar del Plata parecía un oasis en medio de la pandemia de COVID-19 que sufre la Argentina. La ciudad era la única entre las de más de quinientos mil habitantes que estaba prácticamente libre del virus.
Habían pasado semanas sin la aparición de nuevos casos. Las tempranas y severas medidas del intendente local Guillermo Montenegro parecían haber producido resultados por encima de la media.
La ciudad había sido de las primeras en suspender las clases, adelantándose incluso a la medida nacional. También se habían instalado retenes para impedir el ingreso de turistas antes de que se decretara la cuarentena obligatoria y las restricciones de circulación general.
Hasta hace una semana, la Ciudad había contabilizado solo 17 casos confirmados, y llevaba 15 días completos sin la aparición de nuevos positivos. Eso provocó que incluso el presidente Alberto Fernández se interesara por el caso y tomara la decisión de autorizar la primera prueba piloto de “reapertura” del comercio minorista.
La prueba piloto se realizó el fin de semana del 9 y 10 de mayo, con estrictos protocolos de distancia social y medidas de bio seguridad en cada comercio.
Salvo por algunos episodios aislados, los dos días comercios abiertos transcurrieron con fuertes controles y sin desbordes ni concentración excesiva de personas. La prueba fue evaluada cómo un éxito tanto por el gobierno nacional como por las autoridades locales.
Pero hubo una coincidencia temporal que causó mucha precupación: La noche previa a la prueba, el viernes 7, apareció un caso nuevo. Y en los días siguientes se supo que había 8 positivos más.
¿Había sido apresurada la decisión avanzar hacia la apertura en vistas al “rebrote” de casos? ¿Había sido prematura la celebración el “éxito” de la gestión marplatense en la lucha contra el COVID-19?

Los casos positivos surgieron de testeos realizados, de acuerdo al protocolo, por el Instituto Nacional de Epidemiología (INE) de Mar del Plata. Los primeros “positivos” aparecieron en personal de salud de la clínica privada El Niño y la Familia. Lo curioso es que el sanatorio mando a retestear a todo su staff en un laboratorio privado y todos dieron negativos.
Menos de 48 hs después, el mismo INE cambiaría el diagnóstico y confirmaría que los casos de la clínica El Niño eran ahora negativos. Y esta “dinámica” de falsos positivos se repitió toda la semana, con un total ocho retesteos negativos en Mar del Plata sobre nueve.
La pregunta que circuló toda la semana entre especialistas, políticos y periodistas es ¿Qué está ocurriendo?, ¿Hay un problema con los tests que utiliza el INE?
En las redes sociales, se dispararon las teorías conspirativas: ¿Es el kirchnerismo utilizando al INE cómo herramienta política para plantar falsos positivos y complicar la gestión de un intendente opositor como Montenegro?
Lo único cierto por el momento es que el tema despertó el interés de la justicia y existe una investigación en curso.
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