El 51% de los alumnos porteños concurren a instituciones privadas que, todos los meses, reciben subsidios multimillonarios. Sin embargo, a pesar de no que no hubo clases en todo el año y sus costos se redujeron notablemente, les exigen a las familias el pago de la matrícula para 2021 y las cuotas puntuales de cada mes.

Casi medio millón de familias porteñas empezaron a recibir el aviso de pago de las matrículas de los colegios para 2021, luego de un año atípico sin clases presenciales y durante el cual no se aplicaron descuentos a las cuotas que se pagan mes a mes. A pesar de la angustiante situación, el gobierno porteño se desentiende de más de la mitad de la matrícula escolar y continúa haciendo aportes multimillonarios para sostener a las escuelas privadas, sin contemplar el esfuerzo de las familias.

Cada mes, el ministerio de Educación de la Ciudad, a cargo de Soledad Acuña, le transfiere más de mil millones de pesos a las instituciones educativas privadas que, por la otra ventanilla, le exigen a los alumnos el pago al día de cuotas y matrículas que en promedio rondan los 15 mil pesos. Sólo en junio y julio, la Ciudad depositó en las cuentas de los colegios $2.439.510.068 para pagar sueldos, aguinaldos y el aporte del Fondo Nacional de Incentivo Docente para material didáctico, según consta en el Boletín Oficial.

De esta manera, con apenas el 17% del presupuesto destinado a Educación, el gobierno porteño deja librado a la suerte, en plena pandemia, al 51% de la matrícula escolar: cientos de miles de familias que, a pesar de las dificultades económicas, hacen un esfuerzo extra para pagar las exigentes cuotas de las escuelas privadas.

El problema no parece tener una fácil solución porque está claro que la Ciudad no podría absorber una migración masiva de los colegios privados hacia la escuela pública, donde cada año 25 mil alumnos y alumnas no consiguen vacante.