Internacional

Biden parece estar a la delantera en una elección más reñida de lo esperado

Pese a las percibidas ventajas del partido demócrata, el mapa político de las elecciones estadounidenses conserva los colores del 2016. Con pocas diferencias en estados de voto típicamente democrático, aún se disputan votos en regiones claves.

El clima previo a la jornada electoral era el de un gran optimismo en el partido demócrata. Sin embargo, con el paso de las horas y la llegada de la medianoche, la tensión se acumulaba en los canales de televisión locales, sumada a la incertidumbre de quienes se habían reunido cerca de la Casa Blanca. En un primer momento, canales como NBC y ABC proyectaban votos de sobra para Donald Trump, por sobre los 270 que hacen falta para ganar la presidencia.

Hasta el momento, con 248 votos para Joseph Biden y 214 para el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hay múltiples escenarios y posibilidades que apuntan a la victoria de ambos candidatos. De cualquier manera, el desempeño del partido republicano y el perfil de sus votantes apuntan a que, incluso después de una victoria demócrata, la gobernabilidad será un desafío. Lo cierto es que, hasta ahora, la mayoría de los senadores del partido republicano han renovado sus bancas; muchos otros previamente dominados por el color azul fueron desplazados por los designados por la administración de Donald Trump.

La campaña de Biden estuvo enfocada en aquellos estados y localidades llamados turnaround, cuyo voto electoral estaba indefinido y podía darse vuelta hacia uno u otro partido. La nominación de Joseph Biden, ex-vicepresidente durante la presidencia de Barack Obama, representó una decisión conservadora para el partido demócrata, dejando atrás otras opciones como Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Pero fue la percepción sobre el manejo de la pandemia, que desfavorece a Trump, lo que hizo que algunos votantes de Trump en el 2016 revalúen su voto.

Con una participación récord de votantes–en un sistema electoral de voto no obligatorio, donde los votantes deben registrarse previamente–, la mayor parte de la votación se hizo por correo previo al día de ayer. Las polémicas alrededor de la transparencia y la efectividad del sistema de correo UPS (U.S. Postal Service), así como las dudas por su funcionamiento durante la pandemia, quedaron finalmente opacadas por las más de 101 millones de boletas de early voting (votación temprana), según la cifra aportada por el New York Times. La votación temprana récord tiene como efecto la demora del conteo, por lo que algunos estados no tendrán resultados hasta el viernes.

Entonces, aún faltan los resultados de estados clave como Michigan, Pennsylvania e Illinois; los que estaban en disputa, como Minnesota, fueron a duras penas ganados por Biden. Esta ventaja tan mínima despertó sospechas en el actual Presidente, quien se apuró a twittear que la elección era fraudulenta, y a reclamar luego un recuento de votos. En un panorama incierto, la sorpresa estuvo en las estadísticas de los perfiles de votantes: la apuesta de los demócratas por votantes de minorías e inmigrantes no alcanzó. La mayoría de los votantes de Biden resultaron ser blancos, según el análisis demográfico de la agencia Reuters. La estrategia hasta ahora, del lado azul, ha sido decir que todos los votos cuentan y deben ser contados. Ir por la prudencia. La estrategia del lado rojo ha sido, en cambio, la declaración prematura de victoria y la sospecha ante el posible triunfo del partido demócrata.

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