De la cara a las PASO, crece la preocuopación en el kirchnerismo a la vez que la intención de voto detrás de José Luis Espert en las encuestas, que actualmente ronda el 12%, y algunas encuestas incluso lo ubican más arriba. Espert comienza a vislumbrarse como una apuesta entre los votantes por una oposición sin concesiones, inamovible en sus propios planteos.
Se define en relación a sus contrincantes como una forma de hacer política que aún no ha sucedido en la Argentina. Se distancia de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos por no haber tomado las mediadas que cree necesarias para reactivar la economía y promover la creación de empleo genuino. En su visión, Juntos por el Cambio es simplemente otro partido de la política tradicional, lo que para él significa que sigue estrechamente ligado al peronismo del cuál el cree que llegó la hora de deligarse. Puntualmente, percibe las propuestas de Santilli como “tibias” y las de Tolosa Paz, “una gran estupidez”.
Pueden tomarse sus recientes dichos en Mar del Plata como ejemplo: “no hacemos nada para combatir la polarización, sino que hacemos propuestas a la gente para resolver sus graves problemas. Lo que sí le decimos es que dentro de la grieta [entre el FDT y JxC] se discute otra cosa, se discute el 2023, caras, gestos, pero propuestas, nada. A diferencia de ellos, nosotros tenemos una propuesta para sacar al país adelante.”
La preocupación en el kirchnerismo es frente a esta lista que no parece disponibles para hacer concesiones en el Congreso, es decir, una lista de votos con los que no pueden pactar. Por eso, para Espert, la forma en que su discurso de reducción de impuestos está prendiendo entre los votantes, se vuelve un terreno en que el resto de los candidatos no pueden conquistar.
En el caso de Randazzo le parece gracioso que “un exkirchnerista se haya puesto a hablar de reforma laboral”. En el caso de Tolosa Paz es muy claro: lo atenta que está al discurso de Espert para ella misma intentar de definirse como liberal, y diciendo “que la malinterpretaron con lo de los impuestos”. También lo ve en “Vidal hablando de que tiene coincidencia con Milei”.
Su diagnóstico es que: “Están todos robándonos el discurso. Cerca de las elecciones lo que paga es el liberalismo en lugar del populismo, eso demuestra el hartazgo de la gente. A mí lo que me molesta de esta clase política que nos ha destruido es que no tienen escrúpulos, dicen lo que les conviene con tal de que los elijan o caranchear un voto.”
Espert hace hincapié en un proyecto muy claro de reforma laboral, que cree que atrae votantes y preocupa al oficialismo. A la vez, no cree simplemente que solamente el proyecto en sí le parece interesante a la gente, sino que cree que es el único con un plan organizado de reformas, y no uno “improvisado” atento a la agenda.
Para eso Espert plantea una “biblia” de reformas alrededor de la precarización laboral: “Hay 6 millones de trabajadores en negro, que no tienen derecho a medicina, jubilación, aguinaldo. Eso requiere reformar 5 leyes laborales. Eso implica una bitácora nueva de leyes, y creo que nadie en la oposición está pensando en eso”, explicó.
En ese sentido, aclara que “yo no digo que no haya indemnización, sino que no sea salvaje. De todos modos, ¿de qué sirve de la legislación laboral si hay 6 millones de trabajadores en negro?”.
“Otra cuestión a impulsar es la descentralización de la negociación colectiva. No es lo mismo Smata negociando con General Motors en Pacheco que un taller con 5 empleados en otro lugar del país”, distinguió, señalando además que “un empresario no tiene como deporte echar a una persona”.
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